jueves, 19 de marzo de 2009

El Camino del Guerrero

El guerrero es aquel que hace el bien por naturaleza, sin necesidad de cuestionárselo.
Detesta el derroche y se mueve a la acción frente a la injusticia.
Le sube la adrenalina cuando intuye que va a conocer algo nuevo o está en proceso de conocerlo.
Le gusta experimentar: la ciencia, el arte, la ciencia del arte, poner en práctica sus energías, oler, escuchar, contemplar, degustar, palpar y acariciar texturas con la yema de sus dedos.
Intentar vivir situaciones nuevas cada vez que se le presenta la oportunidad.
No soporta su pereza, aunque, a veces, no pueda vencerla.
No le gustan las camas blandas, prefiere el suelo.
Está dispuesto a enseñar, aunque prefiere callar y escuchar.
Le encanta viajar y contemplar las maravillas de la naturaleza.
Se aleja de ambientes contaminados y echa de menos las estrellas y la luna cuando no pueden ser vistas en el cielo.
No se deja vencer por el miedo, aunque a veces lo sienta en su cuerpo.
El guerrero conoce el mundo y lo que hay en él de perjudicial. Aun si no lo sabe, algo interior se lo indica y escucha y sigue su conciencia.
Afronta los problemas y, cuando no sabe solucionarlos, trabaja para encontrar una forma de hacerlo.
No le molesta adaptarse a nuevas situaciones. A veces piensa que ya es hora de cambiar.
En todo momento está aprendiendo. Entrena constantemente su cuerpo y su mente para que estén despiertos ante lo que se presenta delante suyo.
Sabe luchar, pero prefiere resolver los conflictos pacíficamente.
El guerrero está desapegado de las cosas de este mundo. Si le roban, le regala algo más al ladrón para que se vaya tranquilo.
El guerrero rompe normas y esquemas de toda imagen preconcebida.
Aunque no soporta la arrogancia ni la ignorancia, es compasivo con quien la tiene.
Para él, querer es poder.
El guerrero trabaja la paciencia ante la inquietud y la incertidumbre.
Se aleja de lo monótono haciendo las cosas de forma diferente a la última vez.
No está apegado al dinero y cuando lo tiene lo usa con sabiduría para resolver necesidades.
Al guerrero le encantan los amaneceres. Su única pretensión es ser más sabio, aunque nunca se calificaría como tal.